Columpiarse, una actividad placentera con grandes beneficios

Ya se sabía que los columpios eran uno de los mayores placeres de la infancia. Si uno pregunta a quién le gustaba ir a la plaza y pasar un largo rato arriba de un columpio? Seguramente todos levantaran las mano, pero los estudios han revelado que además de ser divertido, el columpio es una actividad extremadamente benéfica para los niños. Son muy importantes para la estimulación vestibular, el desarrollo de la cooperación y la socialización. ¿Quiéres saber más? ¡Te presentamos todos los beneficios de los columpios!



Cómo columpiarse aporta físicamente a tu cuerpo?

Solo a nivel físico, los columpios son herramientas extremadamente positivas que fomentan el desarrollo de los músculos, el movimiento articular, la flexibilidad y la coordinación. Ayudan a desarrollar el equilibrio, la motricidad gruesa y fina (modulando la fuerza de agarre y la coordinación de manos, brazos y pies) y a fortalecer el corazón.


Aunque te parezca extraño el columpio favorece la sociabilización y la independencia

Estos beneficios parecen contradictorios, sin embargo, en este caso se convierten en características complementarias.

Columpiarse es el tipo de actividad en que los niños se juntan e interactúan en forma espontánea. Aprenden a respetar turnos y a ayudarse mutuamente, ya que cuando quieren sentir que vuelan, deben pedir ayuda a otra persona para que impulse su juego y así llegar muy lejos!!!

Pero, por otro lado, columpiarse también permite que el niño juegue independientemente, es decir, él se columpia y puede hacerlo solo, o quiere aprender a hacerlo. A su vez, algo muy importante, es que puede divertirse sin necesitar de otros para tener una entretenida actividad.


Cómo columpiarse refuerza la integración sensorial

Cuando un niño se da cuenta de su entorno, comienza a comprender el mundo que lo rodea. Los columpios ofrecen a los niños una experiencia sensorial única recreando particularmente la sensación de volar. El sistema vestibular es el centro de control de nuestros movimientos, de nuestro equilibrio, es lo que nos permite situar nuestro cuerpo en el espacio, sus desplazamientos. Según investigaciones científicas, los movimientos rotativos, el equilibrio, los balanceos y giros, estimulan simultáneamente diferentes partes del cerebro del niño, lo que favorece el desarrollo de las vías interconectadas en el cerebro. Estas conexiones son importantes para la adquisición de competencias tales como la conciencia espacial, el ritmo, el equilibrio o el control muscular.

El uso de columpios en los niños con disfunción vestibular, es muy utilizado por terapeutas para su estimulación.


No hay nada más relajante que su movimiento, aprovecha esos momentos para conversar.

Los movimientos de va y viene sincronizan formidablemente las neuronas del cerebro. Este equilibrio tiene un efecto tranquilizador que ayuda a los niños a recobrar su serenidad después de alguna situación que pudo ser estresante. Este tiempo de juego es también un momento privilegiado para comunicar con el niño. Cuando los niños están en una atmósfera relajada, son más susceptibles de hablar con los padres y de informarles sobre acontecimientos importantes que pasan en su vida, debido a este ambiente sereno y alegre.

Como despierta la imaginación

Columpiarse hace volar la imaginación y buscar respuesta a sus pensamientos. Este último beneficio sirve también para los adultos, pues al columpiarse, estar frente a un problema, interrogante o toma de decisiones, balancearse muchas veces permite ver caminos de solución.


¿Te dieron ganas de subirte a un columpio?